No me merece quien, con su indiferencia, me hace sentir invisible y ausente, sino quien, con su atención, me hace sentir importante y presente.
No me merece quien me ilusiona con lo que dice y luego me desilusiona con lo que hace, sino quien "dice" menos y "hace" más.
No me merece quien sólo me busca cuando me necesita, sino quien siempre está a mi lado cuando sabe que lo necesito.
No me merece quien me hace llorar y me infravalora, sino quien me hace sonreír y me sobrevalora.
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